martes, 10 de marzo de 2009

JESÚS, TE HAS QUEDADO ENTRE NOSOTROS


La ÚLTIMA CENA ha pasado a ser el fundamento de la construcción histórica del catolicismo actual, debido a que si uno dejara de lado este hecho en el cual se pone de manifiesto que en la Eucaristía se realiza un milagro, la vivencia del Cristo presente en forma real se vendría al suelo.
Ahora bien, para entender mejor este hecho en el cual se centra la esencia del mundo católico, haremos un breve análisis de uno de los textos bíblicos en el cual se afirma.

El texto en cuestión está tomado del Evangelio de Lucas 22, 19-21; en este pasaje bíblico podemos encontrar las frases que afirma una de las mayores verdades de Fe que tiene la iglesia católica. En primer lugar, esta el hecho de que el mismo Jesús da a conocer que lo que van a compartir es su propio cuerpo y su propia sangre: “Este es mi cuerpo, que se entrega por ustedes” (cf. Lc 22, 19b) y luego. “Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes” (cf. Lc 22, 20b). En estos dos segmentos del texto bíblico, se pone de manifiesto que Jesús está dejando su propio ser a la humanidad para quedarse con nosotros, pero también se podría entender como el anuncio de lo que tendría que padecer.

El texto no estaría completo si no fuera por una frase de Jesús que marca la importancia de esta CENA que el mismo propicia con sus elegidos: “Hagan esto en memoria mía” (cf. Lc 22, 19c).
Es aquí, en donde se afirma gran parte de lo que en la actualidad se vive en el catolicismo; un primer elemento, Jesús realiza una exhortación a sus apóstoles , los invita a seguir realizando aquel gesto en nombre suyo; es decir, implícitamente deja entrever que Él mismo se quedará para siempre entre nosotros. Cada vez que en la Eucaristía se ofrezca el pan junto con el vino, el mismo cuerpo y sangre se Jesús se entrega en el altar, tal como lo hizo hace dos mil años en la cruz para salvarnos a todos.


Un segundo elemento, Jesús esta junto a sus cercanos al momento de compartir la Última Cena, esto nos muestra el carácter comunitario que pretende establecer el Señor. Su Cuerpo y Sangre son una ofrenda para toda la humanidad, sólo por AMOR.

Sin estos elementos, la existencia del mundo católico no tendría ningún fundamento para seguir dando vida a su religiosidad; este milagro es el que cimienta la fe cristiana. Dios que se hizo uno de nosotros en la persona de su hijo Jesús, decide mantenerse para siempre junto a las mujeres, hombres y niños de nuestro mundo, con la esperanza de que su presencia transforme a esta sociedad que a pesar de no reconocerlo está tan necesitada del Padre Dios.
Tener a Cristo con nosotros es fundamental para vulnerar las hipótesis que plantean que el catolicismo no es más que un conjunto de personas reunidas por una carencia de afectos que buscan satisfacer.



Wilheim Neubauer M.Profesor de Religión